Son las cinco de la mañana y no he dormido nad…, digo, son las 16:00 de la tarde y ya hemos comido, nos dirigimos a la sala de estar, encendemos la caja tonta y nos rendimos a las insinuaciones de nuestros sofás. Agarramos el mando sin mucho ánimo y vamos cambiando de canales, pasando con hastío de Sálvames, telenovelas, prensa rosa y manipulación mediática. Nos preguntamos en qué momento dejamos de pensar por nosotros mismos y caímos en la tentación de la idiotez mental. ¿Cuándo fue la última vez que cogimos un libro? Ya ni lo sabemos, tratamos de recordar y una espesa neblina invade nuestros cerebros, como en un mapa de fantasía:
El momento de reflexión es sólo eso: fugaz, como si un ser extraño hubiese poseído nuestro cuerpo por unos instantes. Pero, de pronto, algo realmente extraordinario ocurre al pulsar los botones del mando: un canal de literatura, ¡y subvencionado por el Estado! Nos explica nuestro hijo rarito que el gobierno ha decidido retirar las subvenciones a la tauromaquia y destinarlas a la promoción de la cultura. No entendemos bien tamaña contradicción, y entre berrinches por el cabreo monumental que crece en nuestro interior, por pereza pura dejamos el canal, ya que es una novedad, ¿no? Y las novedades, cómo no, se consumen, no vaya a ser que uno se quede atrás en la moda.
Una voz delicada, no sabemos bien si de mujer o de hombre, sale de los altavoces 7.1 que tanto nos costaron, endulzando nuestros oídos:
Capítulo 1: Platero
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: «¿Platero?» y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
Todas las tardes, a las 16:00 horas, aquí, con Platero, en Literaria TV
Descubrimos que en unos minutos han condensado más material constructivo que años los otros canales con su basura televisiva; ¡y que nos agrada! Con cierta reticencia depositamos el mando en el reposabrazos del sofá —acción que desconocíamos— y nos quedamos absortos mirando Literaria TV.
Decidme, ¿os gustaría un canal orientado a la literatura, por ejemplo? ¿O qué los principales canales de televisión públicos tuviesen apartados para ello? Quien dice literatura también dice otros artes, pero ¿no sería bonito?